Paralelismos visuales

Hace años nos cruzamos casualmente con una película de John Ford en la programación de una cadena de televisión. Una película de vaqueros en la que tres hombres encuentran a un bebé recién alumbrado cuya madre convaleciente fallece poco después de pedirles que cuiden de él. Hablamos de "Los tres padrinos," de 1948 .

En aquel momento ya me encantaban los encuadres de Ford, sus paisajes, y sobre todo, los cielos que los coronan, sin embargo, esta película me impresionó de forma especial cuando llega la escena en la que los protagonistas se ven sorprendidos por una tormenta de arena. Los personajes luchan por seguir adelante al borde de la muerte y la desesperación. Arrastran de los caballos y siguen adelante. Una escena magistral en la que los contrastes y los encuadres adquieren una plasticidad conmovedora.

Años después tuve la ocasión de ver la película de Disney "Frozen." Ya había visto muchas películas de este tipo, pero "Frozen," en el sentido estético, me pareció excepcional por la manera en la que interpreta y recoge diferentes estilos de la historia de la pintura.

Podríamos hablar de muchas escenas, pero aquí quiero resaltar una que se produce al final de la trama, cuando una ventisca de nieve da lugar a una plástica muy singular. Los fondos se simplifican, las figuras aparecen modeladas con rotundidad y los contrastes adquieren una relevancia distinta al resto de la película.

La relación que encontré entre ambas escenas fue casi inmediata como he podido contrastar fotograma a fotograma a través de algunos bocetos. De este modo, poder establecer vínculos formales entre mundos aparentemente distintos, un western de los años cincuenta y una película de animación infantil actual nos recuerda que ningún lenguaje muere y que las nuevas tecnologías asociadas al mundo de la imagen pueden recoger e interpretar valores universales de la estética moderna.